jueves, 1 de marzo de 2012

Luna Regina

A veces, pocas, los sueños se vuelven concretos.
Se tocan, se miran con los ojos, se leen.
Son sueños pequeños, humildes, modestos,
pero no por eso dejan de ser sueños,
con todo lo maravilloso que encierran.
Hoy, si me permiten, no hablaré de futbol,
ni de goles con sabor a cumbia,
ni de entrenadores "tapados"
como a la vieja usanza priísta.
Hoy es un día de sueño cumplido
y no hay muchos de esos, y ahora menos.
Y como yo no creo en los escritores felices
-se ponen patéticos
y no puedo dejar de escribir, ahora menos,
mis pinches historias trágicas, según dice,
la más amada de las mentirosas,
le dejo este espacio a mi cómplice-camarada
de tantos desengaños compartidos:
Luciano Pérez y trascribo, cínico y sin pudor,
su magistral poema "Las Horas"

"En alguna hora feliz para la literatura
Johann Wolfgang Pérez y Friedich Parra
unirán sus fuerzas para fundar una revista
que le dará más vida al panorama cultural
-se quedarán los chiapanecos con la boca abierta-
porque habrá poemas y cuentos    sí
-a veces los poemas no son sino puro cuento-
pero para no aburrir al público
habrá fotos de muchachas encueradas
y me imagino a los voceadores "¡Las horas! ¡Las horas!"
y a los jóvenes de secundaria leyéndola a escondidas
y a las mejores vedettes peleándose por aparecer en ella
y todo el tiraje agotado
y muchos ejemplares en el mercado negro a precio de lujo"


                          Nota: Bueno, la revista de Goethe y Schiller
                                   se llamaba "Las Horas" Nosotros,
                                   para mexicanizarla, podemos
                                   llamarla "Los Oras"

¡Bienvenida, de nuevo, LUNA REGINA! ¡Larga vida!

No hay comentarios:

Publicar un comentario